Pasado, Presente, Futuro

Esta mañana en mi ratito de oración diaria he escuchado dos frases que me han gustado mucho y he pensado que eran como perfectas para terminar el año de este blog. La primera dice: «hoy termina el 2021 y una buena manera es hacerlo como enseñaba el Papa San Juan Pablo II: mirando el pasado con gratitud, el futuro con esperanza y viviendo con pasión el presente». La segunda es de la película de animación de kung fu panda 🙂 que dice: «el ayer es historia, el mañana un misterio y el hoy es un regalo, por eso se le llama presente». Qué bonitas, ¿no?

Me gusta vivir con esta filosofía, la de pensar que a pesar de las sombras que rodean nuestra vida, el sentirnos agradecidos por lo vivido, pensando que el hoy es un regalo y sin darle tantas vueltas ni preocupaciones excesivas al futuro, es la clave para continuar caminando pase lo que pase. Confiar y vivir plenamente con pasión tanto el jubilo como la dicha.

El dia de nochebuena se instaló en nuestro Belen un protagonista inesperado, el famoso ómicron, y aquí estamos confinados, mirando por la ventana una vez mas el sol, la montaña, nuestros libros, pantallas, y una ristra de antígenos de coleccionista que da mucha risa. Conmigo además, se ha cebado especialmente porque ha discutido con el trigémino a ver quién es más protagonista, y se han convertido en un auténtico petardo de pelea absurda. Pero… mi buena suerte es que soy la que menos sufre por estar encerrada. Es lo que tiene la paradoja de la costumbre. Ahora que volvía a estar animada y vital por una ultima operación que salió tan bien justo hace un mes, vuelta a la cueva. Pero en mi cueva no solo hay oscuridad, telarañas y lobos, porque hay juegos de familia, hay mucho cariño, mucha serenidad interna, y unas conversaciones muy entretenidas. Tambien el roce, que como el día de la marmota nos recuerda a aquellos 3 meses de pesadilla donde parecía que el tiempo no pasaba mientras el mundo seguía dando vueltas extrañas plagadas de miedo, dolor y muerte. Pero el roce significa amor, y el día que deje de tenerlo, lloraré amargamente.

Si miro atrás en mi año, veo curvas. Unas mas enrevesadas que otras. Todos las tenemos. Pero el ser capaz de hacerlo, de pie y de una pieza, me hace reflexionar que mi historia es una mas de tantas, que comparar es insano, y que solo nos queda a cada uno vivir nuestra realidad de la mejor manera posible. Porque efectivamente, valoro ENORMEMENTE dónde estoy ahora. No se si estoy mejor que al final del 2020, me da igual. Lo que sé es que sigo haciendo camino, con mi sueños, mis abrazos, mis alegrías, todos mis amaneceres, y mi amor y agradecimiento por la vida. Y eso no quiero que cambien NUNCA. «Solo» pido al 2022 que mi fuerza interna me sirva para seguir viviendo mi día a día con pasión y como un regalo, y que de alguna manera, pueda contribuir con cualquier granito de arena, a servir a los demás con la alegría de Kung Fu, o desde la resiliencia y fe profunda de San Juan Pablo II.

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